Vientos de guerra



Del resplandor de mil espadas forjadas en las manos de un bárbaro Cimmerio surgen danzantes espíritus de esquirlas metálicas, la fragua de Vulcano terrenal.

Colinas de verdes prados donde sangraron numerosas batallas y miembros amputados.

Gritos en el pozo de la desesperación resuenan como truenos de acero,

Como guitarras tañidas por la ira de los dioses del Asgard,

Como el atronador sonido de los cascos en manadas de fieros caballos salvajes golpeando la tierra alzando nubes de polvo amenazadoras, señalando el apocalipsis, el final de la cuenta atrás.

El viento arrastra cantos lejanos de libertad,

Olor a sangre y muerte impregnando las grietas del núcleo terrestre

Lava que surge como ríos púrpura en continua cascada, explosión cálida que abrasa y purifica.

Tormenta que hace llover sangre, sangre que lava los pecados de los hombres, que ahoga los llantos y el dolor, la desolación desgarrando la carne putrefacta como buitres hambrientos en un baile funesto.

Saphira

Aromas de Babilonia


Exóticas fragancias de flor de loto, azahar y jazmín que embriagan el aire.
Frondosidad y exuberancia de formas vegetales, de aguas manando con un musical tintineo.
Jardines de babilonia, las hespérides… oasis en desiertos...
Manos expertas y delicadas tañen melodías sinuosas, sensuales… casi oníricas.
Bellezas de ébano y siena tostada danzan ondeando sus vientres al ritmo de dulces flautas y darbucas en un torrente casi celestial.
La brisa cálida se acompasa con las notas musicales y se deshace en caricias suaves sobre las hojas de las palmeras que enmarcan la escena desplegando un abanico de aromas de todas las flores del exótico vergel.

Risas, suspiros, besos robados al aire… seda, gasas diáfanas, suaves texturas que todo envuelven.
Como un sueño pacificador todo transcurre y desaparece dejando una estela de aroma floral a su paso.




Saphira

DESIGNIOS

Si tan sólo un instante la tierra dejase de girar a un ritmo vertiginoso, tanto que apenas lo percibimos, ¿qué ocurriría? ¿Quedaría todo suspenso en el aire? ¿En el tiempo?

Como una imagen congelada que se mantiene inalterable en el tiempo, como una naturaleza muerta… bella y fría al mismo tiempo que no deja impasible al que la observa. Un instante pendido en el tiempo, un recuerdo que no caduca, no se marchita…

Por una vez podríamos ser el que observa, desde el otro lado del cristal, como parados ante un escaparate, sintiendo pánico ante el silencio… paz por la quietud, tantas sensaciones agolpándose en nuestro interior, sintiéndonos tan llenos de todo y nada al mismo tiempo.

Tan onírico sueño real en el que estamos atrapados. Ansias de control de la cruel baraja del destino, de parar el tiempo, de enterrar recuerdos en recónditos lugares, de anular sentimientos que inoculan veneno sin antídoto. La memoria, cruel enemiga que no concede ventaja, que hiere y sangra… y al campo de batalla acudimos a pecho descubierto sin armas ni consciencia… ¿y qué es la vida sino una batalla de la que conocemos el resultado de antemano?


Saphira

EL TIEMPO


Camino lentamente con decisión, mis pasos me llevan, me hallo ante el abismo, me asomo y pienso... pienso en el tiempo que transcurre, el tiempo que fluye, como granos de arena
se escurren entre nuestros dedos y caen al inmenso desierto dónde jamás podremos volver a atrapar esos mismos granos por mucho que busquemos.
El tiempo es esa anguila escurridiza que se nos escapa para volver al río, para seguir su camino.
Deseamos con ansia detener el fluir del tiempo, de las cosas... cómo Chronos, cernido con grilletes, lo arrastramos conduciendo la rotación de los cielos y el eterno paso del tiempo,
soportamos su peso y lo acarreamos en grandes mochilas repletas de vivencias y recuerdos que nos acompañan siempre allá donde vayamos.
Nos detenemos un instante para tomar aire, pero el tiempo no se detiene con nosotros, fluye a nuestro alrededor suspenso en el aire.
No podemos palparlo, ni degustarlo, ni olerlo, ni tan sólo verlo... pero lo sentimos y abrazamos nubes gaseosas y aire... la nada.
Nos aferramos a los últimos resquicios de juventud, de locura, soñamos, amamos...pero él no se detiene y en un instante han quedado atrás... muy lejos, tan lejos que ya no recordamos quien ni cómo éramos.
Y así nos paramos un instante y meditamos sobre el devenir de una vida... y como el tiempo fluyen las imágenes en nuestro interior.








Saphira

ESPIRALES DEL DESTINO




















Silencio...sombras...frío... Abrazo las sombras en busca de calor,
pero se disipan entre mis brazos.

Oigo pasos lejanos y risas, los persigo pero no logro llegar a
ellos.
La niebla me envuelve y ciega mis ojos cansados de buscar fuegos fatuos.

Las musas me abandonaron en este lugar frío, sin rumbo, perdida...
Me abrazo a la soledad y lloro en su hombro, lloro ríos y mares
para ahogar
las voces que en mi cabeza gritan.
Grito y golpeo la nada enfurecida para que alguien pueda oirme... pero nadie responde,

ni tan solo el eco de mi propia voz.

Ando en circulos que terminan en un espira
l sin fin en el que me hayo frente a mí de nuevo
como en un mal sueño.

Me sonrío, me doy calor, me escucho... es irreal, onírico...vuelvo al mismo lugar.

Estoy a kilómetros de mi hogar, de mi bosque distante, necesito volver.

El tiempo, suspenso en el aire pende de mil cuerdas que se entrelazan y que no puedo atravesar.
Miro mis manos, y esas mismas cuerdas me sujetan a mí, tan sólo una marioneta en manos del destino, a su antojo y placer.

Saphira





Huellas




Anduve un camino eterno de pies cansados y espejismos.

Miré mi reflejo en la superficie del mar del ocaso y tan sólo vi humo, figuras que se desvanecen y toman vida en el velo de una sonrisa.

Hielo y fuego enzarzados en batalla eterna pugnando por vencer. Hielo derretido que el fuego quema, arde en mi interior, me derrito, fluyo como agua del manantial del sediento.

Estoy viva, respiro y siento…mis pies me lastran, pesado equipaje me acompaña de experiencia y vida. Lanzo cantos al viento, nadie escucha, pues es muda mi voz…retorna el eco del silencio y enmudece el llanto de la lluvia resonando en mi cabeza.

Mi sombra, mi compañera, mi brújula perdida. Busco mis huellas que el mar borra a su paso, no hay retorno…nuevas sendas nacerán con destino a ninguna parte.

Arrastro las pesadas nubes pendidas sobre mi cabeza, sueños se escapan volando, libres, altos… Me oculto tras el sol ardiente, brilla y quema. Fuego se funde con fuego…y mi alma, libre, candente ruge al viento.

Saphira