Rumores del bosque distante

Oigo rumores en el bosque distante, sonoras risotadas nerviosas de las hadas revoloteando el arroyo. Danzan felices, ajenas a todo mal y todo sufrimiento. Baten sus alas de fino cristal que tintinean con rítmica musicalidad. Susurran, ríen, canturrean, se alborotan, juguetean, chapotean en el agua cristalina del arroyo. A distancia las observo y me dejo llevar por su contagiosa alegría y danzo liviana y grácil entorno a los arboles, meciéndome como sus ramas llevadas por la brisa primaveral. Abandono mi cuerpo y por unos instantes estoy en comunión con la naturaleza, somos un solo ser. Me enraízo en su tierra, mi sangre se torna savia fresca, saboreo sus minerales, me baño con la luz del sol que me colma, libo todo el néctar de las flores que me cubren…un milagro primaveral en un cuerpo tan real.

Grito cantos de pájaro viajero anidando en mi seno que solo las montañas contestan. Las nubes se encuentran y me dan su fruto vistiéndome con un bello traje de perlas irisadas que alimentan mi sed. Yo alimento a la tierra y ella, generosa, a mi tambien. Sueño, deliro o simplemente soy, siento y respiro, no necesito más.

Las hadas se acercan, me arrullan con su dulce canto y por un instante fugaz…yo también tengo alas.

Saphira